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jueves, 16 de agosto de 2012

MANOLARGAS-SER-DECREPITO Vs. LA VENGANZA DEL ANGEL DESPLUMADO

MANOLARGAS-SER-DECREPITO Vs. LA VENGANZA DEL ANGEL DESPLUMADO
(14/03/1997)

(Nota: el título no tiene nada que ver con el contenido)

En el interior de cada ser, conviven muchos seres...

(Nota: no tiene nada que ver con nada -dijo Charly- pero es así la cosa...)

-¡Si señor! Ese día se puede decir que cada cosa estaba en su lugar. No había lugar a mucha confusión. Mi pija, léase mi pene erecto, estaba en su concha, léase su vagina rica, carnosa y sabrosa. Y eso, si lo mirábamos estrictamente desde el punto de vista espacio-tiempo, no daba lugar a mucha confusión. Si señor, cada cosa estaba en su debido lugar por esos días.
-Ah, mirá... -contesté.
El tipo éste, había aparecido de la nada, y justo se me había sentado al lado. Cuando me percaté de su presencia ya estaba sentado junto a mí (Nota: la música en los oídos a veces no es buena compañía, distrae a los seres en momentos cruciales, como tantas otras cosas).
Hedía a algo así como... alcohol, a vino, a un vino muy barato. Mierda, demasiado barato. Hedía mismo. La ropa estaba un tanto sucia, no mucho, tan sólo un poco, y era nueva. Pero seguía hediendo mal.
Repentinamente, luego de sentarse al lado mío, comenzó a hablarme. A hablarme directamente a mí. Al ver que el tipo me hablaba me saqué los auriculares de las orejas, pensando en que me estaría preguntando algo, y ahí... cagué.
Nosotros dos, último asiento, un medio de transporte urbano lleno de gente, y este tipo hablándome a los gritos. Como si nos conociéramos. Viejos amigos no éramos, creo yo.
-¡Si señor! Las cosas por ese entonces estaban muy bien, si señor, muy bien -siguió. Pero, la muy zorra, un mal día decidió arruinarlo todo. Comenzó a poner peros, contras y reproches. Yo como un tonto seguí su imbécil juego. Pensé que sería otro de sus juegos sexuales. A ella le encantaba explorar nuevas sensaciones, creo que habíamos hecho de todo, y si nos faltaba hacer algo, seguro que ella se encargaría de descubrirlo. Así que cuando ella me gritaba, yo le gritaba, cuando ella me golpeaba, yo la golpeaba, y así pasó mucho tiempo, demasiado tiempo creo yo. Lógico que tanta furia en algún lugar se calmaba. Era necesario. ¿Dónde crees que se solucionaban las cosas? ¿Dónde?
Este tipo, no sólo me estaba hablando a mi, si no que también me daba participación en su monólogo, esto amenazaba convertirse en un diálogo, con un participante forzado. Mal negocio, mal negocio. Decidí hacerme el despistado, mirar por la ventana...
-¡¿Dónde?! - me gritó.
Y con el grito, se dio vuelta todo el ómnibus, el centro de atención; nosotros dos obviamente, el lugar; un medio de transporte lleno hasta las manos, sin escape, sin salida. Sin gas ni electricidad para generar un suicidio. Esto, estaba mal.
El guarda desde el frente nos gritó: -A ver los dos boluditos del fondo si se dejan de joder.
Ante los ojos de todos, nosotros dos, parecíamos viejos colegas. Mi aspecto no era muy diferente a la de él. Pelo peinado al viento, barba de unos cuantos días, jeans semidestruídos, camisa negra colgando fuera del pantalón, y mis clásicas botas de gamuza. Cualquierita, pero eso si; era yo.
-¿Dónde? -me volvió a gritar, ajeno a todo su entorno.
O una de dos, o yo estaba muy perceptivo, o a este tipo le importaba un carajo toda la escena que estaba creando. Y yo, arrastrado como un ínfimo chihuahua por un amo demasiado obeso, no tenía escape.
-En la cama, viejo, en la cama -contesto yo, con una voz demasiado normal. Mierda, me estaba acostumbrando a todo eso. Recontramierda, el juego estaba planteado y yo apostaba. Más que mierda, mucha mierda.
-Después, un día, llegó un abogaducho con una demanda de divorcio -siguió-. Yo pensé, "esto es joda". Le dije, "si gracias, dejámela a por ahí, con tiempo la leo y la firmo". Cuando llegó la muy perra le dije, "oye cariño, no entiendo este juego. Hasta ahora te he seguido en todo, pero no entiendo este juego". "No es juego, amor", me respondió. Acepto, que logró descontrolarme, me descontrolé, si. Fui directamente hacia ella, y le pegué una bofetada. Ella, no perdió tiempo, y me araño la cara. Ya me estaban cansando sus malditos juego. Le pegué un par de trompadas, y la dejé quieta, dormida, tirada en el suelo.
-¿Y? -pregunté yo. El muy hijo de puta, me estaba agarrando de las orejas, como a un conejo.
-La muy puta, me hizo una demanda judicial, por agresión y daño físico. Vinieron unos polis, me llevaron detenido, me metieron en una celda. A las horas vinieron dos polis, me metieron a un auto sin matricula, y me llevaron a dar vueltas por ahí. Yo pensaba, "donde mierda me llevan". Y al ver que pasaban dos veces por el mismo lado, me entré a preocupar. Pararon, me hicieron bajar, me metieron en una casa vieja, por un corredor largo, hasta desembocar en una gran sala, bonita, prolija, llena de gente, llena de gritos. La corte, el juez, mi juicio y yo. "¿Cómo se declara el acusado?", me preguntó un ser patético, yo no respondí nada, ¿que iba a responder? "¿Cómo se declara el acusado?", repitió el molesto insecto. "¿Es en serio?", pregunté y me pregunté. Más bien que era en serio. Me comí tres meses de arresto domiciliario, yo, dando hora y porqué de todos mis pasos, yo, un ser aún más limitado. Tampoco podía acercarme a cien metros de su persona, ¿persona...?, perra. Era un ser acorralado. Pero lo mejor de todo, es que nadie me dio explicaciones, la mitad de lo que pasó, no lo entendí. Era un ser acorralado.
Yo lo quedé mirando, este tipo, o estaba mal de la cabeza, o alguien realmente se encargó de dejarlo mal. No supe muy bien que decirle. Si era cierto, ¿qué mierda podía decirle?, y si me estaba tomando el pelo, la verdad que lo hacía muy, pero muy bien. Decidí tantear el camino.
-¿Y la volvió a ver? -pregunté.
-No -me respondió-, jamás la volví a ver. Me enteré que se había ido a Francia, a la casa de una tía rica. Pero parece que la tía rica era una miserable. La tenía trabajando de sirvienta. La perra trabajando de sirvienta, bah..., no lo creo.
El ómnibus paró, bajó gente, subió gente. Siguió su camino.
-Bueno... -no sabía muy bien que decirle-, a veces pasa...
-¡Lucy! -gritó de repente.
-¿Lucifer? -pregunté yo.
-¡No, Lucy! Ahí viene ella -dijo, mirando un tanto asustado hacia el pasillo.
El pasillo estaba lleno de gente, yo no veía a ninguna Lucy. O Lucy no estaba, o Lucy estaba muy bien camuflada entre el resto de la gente.
El tipo de pronto se paró, empujó a la gente más cercana, y se encaminó hacia la puerta. "Permiso, permiso", decía. La gente se quejaba. Llegó a la puerta, presionó el timbre con mucha insistencia. "Abríme, dale, abríme", le gritó al chófer. El guarda le dijo que todavía faltaba para que el ómnibus parara. "Abríme, abríme", y comenzó a golpear la puerta desesperado, "Abríme". En plena marcha, el chófer abrió la puerta. Este tipo ni siquiera lo pensó. Así como se abrió la puerta, se tiró. Trató de apoyar el pie derecho sobre el suelo, perdió el equilibrio y rodó unos metros por la calle. Se levantó, se tocó la pierna izquierda, y salió corriendo, rengueando un poco. Dobló en la primera esquina y desapareció.
Nadie entendía muy bien que estaba pasando, solo yo, y no lo entendía muy bien del todo.
La gente comenzó a formar teorías sobre lo que había pasado. Los más seguros, afirmaban, "Pobre hombre, está loco".
Yo, mientras la gente exprimía el único tema general reinante, miré hacia el pasillo. Lucy, parecía no estar. Alguien tan mala persona, tan sexo-depravada, tan juega-con-la-gente, debería saltar a la vista, pero no lograba ver a nadie con esas características. Mmm, salvo esa rubia teñida de culo caído. Si, tenía cara de ratón. No, esa no. O la morocha de más atrás con mirada de devorabragueta. O la tetuda con cara de travesti, o la...
El ómnibus, el mundo, y quizás todo el universo, en ese preciso momento lograron asustarme.
Vi la luz, vi un mundo real, vi la desgracia personal, humana. Uno a uno, cayendo, y todos en silencio. La desgracia, es ajena. Mi desgracia, es mía, yo me ocupo.
Pero eso si, aún me queda lucidez suficiente para darme cuenta que todo mal es pasajero, que nada es eterno. Pero, la negatividad de este entorno, es acumulativa. Cada día, alguien explota, en silencio, o con mucho ruido, pero son solo noticias en la Teve.
"En Machacuto, un soldado rebelde mata a cincuenta y cinco civiles desarmados en tres segundos y medio"
-Pah, que animal.
"En el Caribe, treinta y ocho personas deciden terminar con sus vidas, arrojándose todos encadenados al fondo del mar"
-Que boludos, ¿no? Yo en el Caribe, mierda que me suicido.
Y hay un largo etcétera, que de a poco va quedando en el olvido.
Las bombas, son humanas.

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