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miércoles, 15 de enero de 2014

UN CRISTO EN LA CRUZ

UN CRISTO EN LA CRUZ
(26/09/2012)


Me fui de feria con un amigo. A la gran feria de Tristán Narvaja, que obviamente estaba en la calle Tristán Narvaja, iba desde 18 de Julio hasta La Paz, siete intensas cuadras más todos las laterales, una gran feria y como corresponde, ahí se encuentra de todo, nuevo y usado, legítimo e ilícito. Compramos varias cosas, personales, para la casa, etc, compré unos imanes para la heladera que me gustaron, unos libros, palillos para la ropa (de los cuales destiné parte para cerrar paquetes de comida), tres pares de medias... y un cuadro. En un puesto vendían láminas de lo que se te ocurra, de música, películas, objetos, naturaleza, etc. Y también vendían el marco, todo armadito y listo. Mi amigo compró una lámina de una película, ¿o era de una marca de refresco?, no recuerdo cual... y a mi desde el primer momento me impacto una de Cristo clavado en la cruz. Nunca se me hubiera ocurrido nunca antes tener una imagen así, no soy creyente de eso, soy casi creyente de otras cosas, pero de eso no, pero la lámina era espectacular. Un arte de la gran puta. El fondo oscuro, el cuerpo de Cristo que parecía carne de verdad, sus manos clavadas en la cruz, su cabeza caída sobre el costado derecho, en paz, el tipo estaba en paz, quizás ya estuviera muerto a esa altura, o simplemente estaba en paz. Me gustó. La pedí con marco negro, la armaron en tres segundos, pagué y seguimos camino.
Al llegar a 18 de Julio mi amigo compró una especie de ratita para el hijo sabiendo que eso le traería problemas con la mujer, el tipo buscaba pelea.
Seguimos paseando, comimos algo de camino, después me dejó en casa, entramos, buscamos un buen lugar para el cuadro, yo pensé en ponerlo en el pasillo donde ya había otros, él me sugerió otro lugar y ese era el lugar perfecto, sobre una pared de color terracota, en un rincón muy especial, sobre una pared especial (no te voy a contar acá toda la historia, pero creéme que es especial, el Cristo era el indicado para ese lugar). Ahí lo puse. En la tarde, cuando se fue mi amigo, tomé una cinta, tomé medidas, armé el taladro, hice el agujero y puse el cuadro. Quedó espectacular. Excepto... Si... Algo fallaba. La lámina tenía un reborde blanco que se notaba mucho entre el oscuro del fondo y el negro del marco. Así que desarmé el cuadro, lo estudié y decidí pegar una cinta negra para tapar el borde blanco, armé todo de nuevo, lo colgué y... si.. espectacular. Terrible cuadro.
Varios días después, mi hija de 5 años pasa frente al cuadro y le presta atención.
-¡Papá! Ese cuadro no me gusta.
-¿No te gusta? A mi si.
-Está desnudo. Menos mal que tiene una sábana sino se le veía todo.
-Si. ¿Sabés como se llama ese señor?
-No...
-Cristo. Jesucristo. Jesús.
-Ahhhh
-Algunos dicen que es el hijo de Dios.
-...
-¿No te gusta en serio?
-No, no me gusta.
-Si, el hombre murió feo... o por lo menos eso dice el cuento...
-Ahhh, es un cuento.
-Seeee, más o menos, see.

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