Hundió la mano en el tupper
¡Hundió la mano en el tupper!
y repartió felicidad a voluntad
Hundió la mano en el tupper
y todos pidieron ¡papelillos!, ¡papelillos!, pa' quemar
Las chavetas volaron por los cielos
Las capochas se clavaron en los techos
Las chapas quemaban melaza
Las cachas temblaban osadía
Y otra vez y otra vez y otra vez y otra vez
Y otra vez y otra vez y otra vez y otra vez
Hundió la mano en el tupper
¡Hundió la mano en el tupper!
y repartió milagros sin piedad
Hundió la mano en el tupper
y todos pidieron ¡papelillos!, ¡papelillos!, pa' fumar
(A Gianni con enorme cariño, por aquella fiesta que alguna vez hicimos en su casa)
«EL DÍA QUE TE OLVIDE», de Javier Ruescas
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Uno rara vez sabe cuándo empieza a escribir una novela, puesto que escribir
una historia es mucho más que teclearla. Para mí, empezar una novela supone
a...
Jajaja, salud!!!
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